Se perdió mi mirada en una extraña sombra.
Despertarón viejos rincones de sensaciones.
Me sudaba el corazón de tanta nostálgia, me
dolía el alma de sentrime así.


Cuando apereció la lágrima, que se me escapaba,
sin llorar por fuera, me sentí como un mar en
calma aprisionado, cansado, de tanto ir y venir.
Me sentía en ese extraño viaje de imágenes inconexas.
Soy como una estrella azúl, luciendo a solas en un
universo de luz, era como la mirada absorta de un
hombre sintiendo como un niño solitario.
Sentí el frescor amargo y ardiente de mi corazón
doliente.


Todo mi tiempo se agrupó en un instante, y mi vida,
se diluyó intensamente, en una única y desesperada
sensación de soledad.



ROBERTO LAZO

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