No sé lo que he soñado
en la noche pasada.
Triste, muy triste debió ser el sueño
pues despierto, la angustia me duraba.


Noté al incorporarme
húmeda la almohada
y por primera vez sentí, al notarlo,
de un amargo placer henchirse el alma.


Triste cosa es el sueño
que llanto nos arranca,
mas tengo en mi tristeza una alegría...
¡Sé que aún me quedan lágrimas!

Gustabo Adolfo Béquer

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