COMPLEJO DE EDIPO:
En la mitología griega, hijo de Layo y Yocasta, reyes de Tebas. Layo fue advertido por un ORÁCULO de que su propio hijo le daría muerte. Para evitar lo, el rey ató los pies de su hijito y lo abandonó en una montaña, donde supuso que encontraría la muerte. El niño sin embargo fue encontrado con vida y rescatado por un pastor que lo entregó al rey de Corinto, Pólibo, quien llamó al niño Edipo, que significaba "pie hinchado". Lo crió como propio. El joven Edipo no sabía que era adoptado y cuando el oráculo le presagió que él mata ría a su padre, abandonó Corinto para evitar ese destino con Pólibo a quien tanto amaba y creyéndose su padre. Con el correr del tiempo, tropezó con La yo (su padre biológico) a quien confundió con el jefe de una banda de ladrones. Y lo mató. Se había cumplido la primera profecía. Edipo no lo sabía.Solitario y desamparado, llegó a Tebas donde, al derrotar a la ESFINGE respondiendo a su acertijo y salvar al pueblo de sus terrores, fue declarado rey y le dieron a Yocasta como esposa. Nadie sabía quién había matado a Layo y tampoco que Yocasta era su madre. Por muchos años la pareja vivió sin saber que eran madre e hijo. Cuando una plaga azotó Tebas, el ORÁCULO indica que el crimen de Layo debía ser castigado y Edipo descubre finalmente que había matado a su padre. Yocasta, al comprender que había vivido en incesto, se mata. Edipo se arranca los ojos. Por muchos años, su hija Antígona lo acompañó y guió hasta que Edipo murió, después de que Apolo le hubiese prometido que el lugar de su muerte sería sagrado. Antígona se convirtió en el símbolo del amor filial. La historia de Edipo fue magistralmente dramatizada por el poeta trágico griego Sófocles (496-466 a. de C.).



PARA LOS QUE COMO YO HOY SE REINCORPORAN AL TRABAJO, Y A LOS QUE COMIENZAN EL MIERCOLES 1, UN POCO DE HUMOR PARA ALEGRAR LA VUELTA
Aletea al viento
la faz sonriente
de tu rostro altivo
cual desbocada llanura
de granos de trigo
meciéndose al viento;
y con sólo mirarte
me tienes cautivo.


Paseas tu esbelta figura
de formas turgentes
con desafío insultante
que al sentirse mirada
provoca el deseo
de ojos ansiosos
que desean amarte;
ante tanta hermosura
es fácil abandonarse
al fantasías oníricas
que provoca tu talle.


Entrecierro mis ojos
y visiono el instante
de tenerte a mi alcance
de mirar esos ojos
de coger tu cintura
y dejar en tus labios
el perfume de un beso;
de un beso de amante.




José Nuberu
MUCHOS BESOS PRECIOSA
MILES DE BESOS AMIGA

 QUE SEAS MUY FELIZ AMIGA
CON TODO MI CARIÑO PARA TI AMIGA


DESCARGAR













Ingredientes para 6 personas:


1k de calabacín
1/2 k de cebolla tierna o seca, al gusto
3 huevos
Aceite de oliva
Y sal.
Elaboración:
Lo fundamental, como siempre aconsejamos, es partir de una materia prima de primera calidad, de lo contrario, por muy buenos cocineros que seamos la receta no resultara, daré fe de ello.
Comenzamos....
Primer paso: preparamos la verdura
Empezamos lavando la verdura. La cebolla que emplearemos será o tierna o cruda, según el gusto de cada uno, ya sabes que la seca es más fuerte y la tierna tiene un sabor más suave. En cuanto a los calabacines podemos cortarlos con la piel o no, ya que ésta es tan fina que podemos dejarla, aportando más color y una textura diferente.
Una vez lavada la verdura, cortamos la cebolla en aritos finos y el calabacín en rodajas, ni muy finas ni muy gruesas. En Murcia nos gusta mirar nuestro plato de zarangollo y ver las rodajas de calabacín y los aritos de cebolla. Si lo cortamos todo pequeño se nos romperá y perderá esa forma tan característica.
Segundo paso: los cocinamos
Una vez cortado todo, nos disponemos a cocinarlos. Para ello en una sartén alta echamos un buen chorro de aceite de oliva, con cuidado de no pasarnos porque este aceite será el que quedará finalmente.
Cuando esté caliente, vertemos las rodajas de calabacín y sazonamos, el fuego debemos mantenerlo bajo para dar tiempo a esta verdura a perder su agua y a cocinarse sin arrebatarse.
La cebolla la añadiremos cuando el calabacín haya perdido un poco de agua (ya que ésta necesita su tiempo de cocción), al cortarla en aritos finos se cocinará antes. Dejamos que se cocine bien a fuego bajo.
(También se puede poner primero la cebolla y después el calabacín, eso dependerá de si la cebolla es dura y el tamaño en que la hemos cortado.)
Tercer paso: añadimos los huevos
Pasados 20 minutos aproximadamente procedemos a agregar los huevos. Simplemente cascamos, los echamos sobre los ingredientes y una vez en la sartén mezclamos todo con cuidado de no romperlos hasta que veamos los huevos cuajados. Rectificamos de sal.
Presentación en mesa y acompañamiento:
Este plato puede ser un plato principal, o un segundo plato o bien una tapa, esto depende de cada uno. También depende de nosotros mismos la temperatura en que se consume porque está muy bueno tanto frío como templado.
En muchas casas se le agrega patata cortada como para tortilla, en el caso de querer añadirla sería lo primero que pondríamos en la sartén y luego seguiríamos el orden de nuestra receta (en esta receta pondríamos dos patatas medianas). Parece que esto se hacía para "engordar" el plato, creando así una receta más completa.
Normalmente se pone la mitad de cebolla que de calabacín porque el ingrediente base es él, el calabacín. Para saber si está en condiciones óptimas debemos presionarlo con cuidado y ver que su carne es firme, que no tenga manchas y tenga su color verde tan característico.
Aprovechando el vino de la tierra y al pan amasado al estilo tradicional, aprovechamos esto y tomamos este zarangollo sobre unas rebanadas de pan y un chatico de vino
Publicado el 11 de Agosto de 2009





Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».


El viento de la noche gira en el cielo y canta.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.


Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.


Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.


Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.


Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.


La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.


De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.


Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.


Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

Publicado el 11 de Agosto de 2009





Publicado el 11 de Agosto de 2009
 
Publicado el 11 de Agosto de 2009