No tengo sólo un Ángel
con ala estremecida:
me mecen como al mar
mecen las dos orillas
el Ángel que da el gozo
y el que da la agonía,
el de alas tremolantes
y el de las alas fijas.


Yo sé, cuando amanece,
cuál va a regirme el día,
si el de color de llama
o el color de ceniza,
y me les doy como alga
a la ola, contrita.


Sólo una vez volaron
con las alas unidas:
el día del amor,
el de la Epifanía.


¡Se juntaron en una
sus alas enemigas
y anudaron el nudo
de la muerte y la vida!


GABRIELA MISTRAL

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