Una de las principales características que distingue a la Semana Santa de Murcia del resto de las que se celebran en España, es la entrega de caramelos y obsequios por parte de los nazarenos al público que presencia el cortejo penitencial. Un penitente en las filas del cortejo, puede repartir a lo largo del mismo, unos diez o doce kilos de caramelos. Sin embargo, los nazarenos-estantes, reparten cincuenta o sesenta kilos durante la procesión.



Esta tradición se viene desarrollando desde hace siglos sin que ningún historiador haya podido concretar cuál fue la primera Semana Santa en la que se entregaron los caramelos. Existen varias teorías sobre el inicio de la costumbre, de las cuales, dos de ellas son las siguientes:





El Penitente, o nazareno de filas, entrega caramelos rememorando una costumbre medieval por medio de la cual la Iglesia obligaba a restituir el daño ocasionado por faltas cometidas en el transcurso de las penitencias públicas. El "pecador" aprovecharía el anonimato de la túnica penitente para entregar al ofendido aquellos bienes que creyera oportunos en señal de arrepentimiento.





Para el nazareno-estante, el origen es bien distinto. Como eran los huertanos de Murcia los que sacaban los pesados tronos y permanecían en la calle muchas horas, con el esfuerzo físico que suponía aquello, la Iglesia permitía a estos hombres que en el transcurso de la procesión, pudieran tomar alimentos que ayudaran a fortalecerles en el intenso trabajo. Al tratarse de gentes humildes de la huerta, venían provistos de habas tiernas (estamos en su tiempo por primavera) huevos duros y monas.



Éstas últimas se conocen por ese nombre en Murcia y no es otra cosa que lo que se conoce en el resto de España como "bollos". El nazareno-estante se echaba gran cantidad de estos productos en el seno de su túnica y a lo largo del recorrido aprovechaba para "convidar" a sus amigos y conocidos a compartir con él las ricas viandas que portaba en el interior de la "sená". Esta costumbre se fue generalizando hasta llegar a nuestros días.



Sin embargo, no todas las cofradías de la Semana Santa murciana se rigen por esta ancestral costumbre. Las más modernas, llamadas de estilo andaluz, guardan riguroso silencio en el transcurso de la procesión y sus nazarenos no entregan objeto alguno. Cosa que sí hacen las consideradas "murcianas" cuyas señas de identidad y formas de procesionar son las mismas desde hace más de cuatrocientos años.



De las 16 cofradías que desfilan a lo largo de los diez días que dura la Semana Santa, solamente 6 (la de la Fe, Salud, Rescate, Refugio, Retorno, y Yacente) prohíben a sus integrantes repartir cualquier tipo de obsequio durante el desfile. No es éste el único aspecto que diferencia a estas cofradías del resto como ya veremos más adelante.



Quitando las 6 anteriormente citadas, las demás (la del Amparo, Caridad, Esperanza, Perdón, Sangre, Jesús, Misericordia, Servitas, Sepulcro y Resucitado) siguen con la tradición. Predomina el caramelo aunque, últimamente también se dan otros obsequios como recordatorios, pins, llaveros, escudos y otros artículos de la cofradía a la que pertenece el nazareno.

ESTA IMAGEN DE LOS NAZARENOS LLEVANDO SUS BUCHES LLENOS DE CARAMELOS PERTENECE A LA PROCESION DEL MIERCOLES SANTO CONOCIDA EN MURCIA COMO LA DE LOS COLORAOS.

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