Mirando la hermosa luna
vacilo entre las nubes
y alimento mis fantasías
que se enredan en las estrellas.

La magia de la noche
se envuelve en mis sueños
y la belleza se dibuja en
el destello misterioso de la vida.

Mi alma despliega sus alas
y vuela por el universo
mientras un enorme lucero
le susurra tiernas palabras.

Me sumerjo en el silencio
y mis manos acarician una rosa
que acunada por la brisa
se mece en el florido jardín.

Mis ojos recorren el paisaje
y los colores de mi niñez
se encienden en los caminos
que salpican la magia de la noche.


María Griselda García Cuerva.

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